11.22.2010

Harto de la Hipocresía


Bueno después de mucho tiempo sin escribir, hay algo que imperiosamente me lleva a ello.
Llevo un tiempo en el que cada vez me siento más intolerante con respecto a algo muy concreto: la hipocresía.
Y no hablo de la hipocresía que todos podemos mostrar un número mayor o menor de veces al día, a la semana o al mes cuando nos cruzamos con alguien que no nos cae nada bien o al que directamente no soportamos pero al que le ponemos buena cara llegando incluso en ocasiones a estrechar la mano, dar dos besos o en el peor de los casos hasta un abrazo. No, no hablo de esa hipocresía con la que me siento bastante más cómodo que aquella que vengo a criticar hoy. Precisamente, a raíz de estas situaciones que cuento se puede llegar a encontrar esa hipocresía de la que hablo.
¿Cómo? Muy sencillo. Para mi es hipócrita aquél que alardea, siguiendo el ejemplo del que hablaba, de ser muy fiel a sus principios (de esto hablaré otro día)y de no doblegarse ante nadie pero luego, como le interesa más bien hincar la rodilla o “torcerse el brazo” saludando o quedando bien con aquél que le interesa porque en ello va cierta cantidad de dinero, o cierto status social o simplemente cierto nivel de vida, acaba haciendo lo que todo hijo de vecino, excepto aquél que se cree William Wallace y se da de bruces contra el muro de la realidad.
Aceptémonos como somos, reconozcámonos a nosotros mismos que la hipocresía y la mentira sirven, son útiles y las usamos todos a diario porque nos irá mejor que no haciéndolo. Para mi el peor hipócrita es el que no acepta que lo es o que lo tiene que ser en determinadas ocasiones.
Avancemos en este otro sentido que le doy yo a la palabra “hipocresía”. ¿Qué tal si hablamos de Belén Esteban? ¿O lo que es lo mismo “Sálvame”? ¿O Telecinco? ¿O televisión basura?
Pues si nos ponemos a hablar lo más normal es que obtengamos que el 100% de la sala nunca ve esos programas (que conoce sólo gracias al zapping, ojo al dato o al parche, como gusten), los detesta y desea fervientemente que los eliminen de las parrillas televisivas. ¡Mentirosos! ¡Hipócritas! No es posible, sencillamente escapa a las leyes de las matemáticas y la estadística que coexistan en un mismo mundo, en una misma realidad, el hecho de que yo podría ir de una punta otra de Granada preguntando si alguien ve Sálvame y un 80 o 90 % de los hipócritas encuestados me diría que no (yo me incluyo) y el hecho de que nada más salir Belén Esteban en pantalla el share del programa aumenta en 4 puntos porcentuales pasando de un 16% a un 20%, es decir convirtiendo a un programa con buena audiencia en uno con una muy buena audiencia. Pero la cosa no para ahí, tras las primeras declaraciones de “La princesa del pueblo”, el share se dispara hasta un 28%, lo que supone un programa con una excelente audiencia. Atentos que la cosa sigue, antes del primer corte de publicidad Telecinco consigue un 31% de cuota de pantalla, para después de 9 minutos de publicidad (un buen dinerito para Mediaset, propietaria de “la cadena de la telebasura”), la audiencia vuelva en masa a consumir más Belén Esteban, estamos hablando de 4 millones de telespectadores, una barbaridad. Bueno vamos a terminar ya esta orgía de la audiencia alcanzando un 41% de share tras un mensaje de Belén directo a cámara (Sálvame Deluxe, donde está B.Esteban, aventaja ya en 10 puntos porcentuales a su competidor de Antena 3,DEC), 4 de cada 10 telespectadores, es decir, casi la mitad de las personas que están en ese momento frente a un televisor están viendo eso que ¡no ve nadie nunca!
No es posible, o bien los 3000 medidores de audiencias que hay en España están muy pero que muy mal puestos en cuanto a lo que se conoce cómo muestra representativa, o aquí alguien miente, y creo que mienten o mentimos muchos. Pero nos da vergüenza, y por eso lo hacemos, por eso somos hipócritas. ¿Y por qué más? Pues desde mi punto de vista también somos hipócritas porque criticamos a Santiago Segura porque en su próximo Torrente, el 4º ya, va a salir Belén Esteban. El director dio una explicación muy clara, no se va a gastar el dinero en que salgan en su película Bardem o Penélope Cruz, y ¿quién es la siguiente en el “Star System” español? No hace falta que lo diga, ¿no? Pues eso. Y ahora pregunto, ¿quién no cambiaría todos los turnos de tarde que tuviera obteniendo un horario sólo de mañana y cobrando lo mismo porque Belén Esteban saliese en una película? No seamos hipócritas por favor.
Bueno pues esto de la hipocresía no se acaba aquí, se extiende a muchos otros campos. Por ejemplo: ¿hay algún ingenuo que se crea que las corridas de toros han sido prohibidas en Cataluña gracias a la presión del PACMA, el partido político antitaurino creado en 2003? Pues seguramente los haya gracias a los hipócritas que nos venden esa patraña. Pero por favor, seamos serios, y sobretodo, no seamos hipócritas, ojalá se hubiesen prohibido gracias a la actuación de este partido, pero no, se han prohibido por otros motivos que están muy claros y que todos sabemos, el atractivo que tiene hoy día en Cataluña para muchos, no se cuántos, un 30%, la mitad, menos,…, no lo sé aunque lo que sí sé es que debe ser algo importante porque se hacen muchas cosas por ellos, todas encaminadas a distanciarse o separse un poquito a todo lo que huela a español. Y si no explíquenme la hipocresía de las hipocresías llevada a cabo por el Parlament de Cataluña al prohibir las corridas de toros y declarar al poco tiempo como bien de interés cultural el Correbous (un festejo popular conocido también como “el toro embolao” en el que al toro se le colocan dos bolas ardiendo en los cuernos y se “juega” con él tirándole del rabo y corriendo alrededor suyo, mientras la cera hirviendo le cae en los ojos. ¿Dónde está ahora el PACMA? Pues seguramente donde estuvo siempre, en contra del maltrato animal, lo que pasa es que o han utilizado cuando les ha interesado (hablo de algunos políticos catalanes) y encima a muchos les han hecho creer que en realidad, como dijo Artur Mas, se preocupan por los animales ya que están más “avanzados” que en el resto de España.
Pero es que esto de la hipocresía da para mucho. ¿Por qué no hablamos de lo que nos cuesta reconocer cosas tan normales y tan simples como que nos influyen los anuncios de colonias o perfumes a la hora de elegir uno? Evidentemente estoy hablando siempre de la media, que es lo que se trabaja en las ciencias económicas, en todo, absolutamente e todo, hay excepciones, y no tienen por qué ser pequeñas, tamaño que siempre se asocia con el concepto de excepción, mal hecho desde mi punto de vista. Bueno pues parece ser o resulta que es casi un delito ser presa en algún momento o en otro del marketing o del consumismo, y mucho peor debe ser ya confesarlo aunque a mi no me han dado latigazos todavía.
A lo que voy es que la gente también es, por término medio como decía antes, hipócrita en esto, porque le va la vida en reconocer, parapetándose mucho y llenándose de tiritas y parches el cuerpo, la vez que reconoce que se puede ver algo afectado por las técnicas de venta de las empresas. Nadie es capaz de decir, bueno no es que conscientemente yo me compre esta colonia porque piense que en el momento de hacer flix con el vaporizador me voy a convertir en Jude Law, pero sí es cierto que cuando vi el anuncio me gustó, y quizás hasta se parece al estilo de hombre que quiero ser, y además cuando estuve en la perfumería, como me acordé del anuncio al ver el bote y la publicidad que lo rodeaba la probé antes de probar otras que seguramente no llegué a oler, y bueno al final no me la compré porque no me gustaba. Todo esto que acabo de decir es para algunos imposible, incluso sin haberse comprado la colonia, porque claro esta puede no gustarte, pero seguramente una buena publicidad haga que por lo menos y si tienes la oportunidad la pruebes para ver qué tal huele.
En definitiva, hay muchos ejemplos en los que la sociedad, que está compuesta por personas como yo, que soy el primero en cometer alguno al menos de los fallos que he comentado (evidentemente siempre se fija uno más en los de los demás que en los suyos propios, y quien diga que no es un hipócrita) lo cual no es óbice para que me dé cuenta de que la hipocresía es un mal que impera en nuestra sociedad y no sé por qué extraña razón lleva un tiempo molestándome más de lo habitual, desquiciándome en algunos casos, tanto, tanto, como para escribir este texto tarde en la noche y acabarlo ahora, sentado/tumbado en mi cama, con el portátil en las piernas, que son las 3:42 de la mañana.
Buenas noches hipócritas 