11.27.2008

El alma de la ciencia


Después de un tiempo pensando en escribir sobre esta historia, hoy por fin me he decidido. Es una historia que "nace", nunca mejor dicho, el 12 de octubre de este 2008. Ese día nació en Sevilla Javier, un niño que ha venido al mundo con mucho más que un pan bajo el brazo. A parte de la alegría y la felicidad que acompañan a un nacimiento Javier va a traer salud, va a traer una vida para su hermano.
Sin dar más rodeos, yo me pregunto: ¿Puede haber algo más hermoso?
Pues parece ser que aquellos que viven permanentemente preocupados de que no vayamos al infierno cuando muramos, de asegurarnos la salvación eterna y de guiarnos por el "camino correcto" no lo ven de la misma manera.
Resulta que todos los que apoyamos este gran avance de la ciencia somos asesinos, comparan esto con los experimentos científicos del nazismo y terminan acusándonos de que estamos usurpando el lugar de "El Creador" porque hacemos y deshacemos a placer aquello que ha dictado la naturaleza o su Dios. Y aquí es donde viene la ironía, la hipocresía mayúscula y la sinvergonzonería de la "santa" iglesia. Se rasgan las vestiduras por la dudosa moralidad que conlleva el proceso por el cuál se selecciona de un grupo de embriones aquél que es compatible con el hermano enfermo (al que se quiere liberar de esa carga, de esa enfermedad otorgada por la gracia de su dios) y que además no padece la enfermedad que le afecta a su hermano. Esto para ellos es un horrible asesinato aceptado por la ciencia. Sin embargo todavía no han pedido perdón por los asesinatos de aquellos que eran acusados de blasfemia, de brujería, de herejía, de homosexualidad (sí, para ellos esto es algo por lo que se puede acusar a alguien),...Por no hablar de su apoyo a las atrocidades del "caudillo por la gracia de dios" y demás brutalidades e inmoralidades que han protagonizado. ¿Pero cómo es posible que se vean en una posición de autoridad moral para decirnos al resto de la humanidad lo que debemos hacer después de lo que han hecho? ¿Por qué no nos dejan en paz a los que creemos en las bondades de la ciencia, en la auténtica moralidad, en los derechos humanos, en la libertad, en la democracia y en los verdaderos valores que le atribuyen al hombre el apelativo de "ser humano"?
Y los que hoy en día defienden estas posiciones católicas, apostólicas y romanas, no nos confundamos, no son tan diferentes de aquellos que apoyaban las ejecuciones públicas para el hereje o para el homosexual, lo que pasa es que los tiempos han cambiado y se han moderado un poco, ahora sólo se quedan en decir cosas como que la homosexualidad es una enfermedad, una depravación mental, pero claro, entonces es cuando me pregunto yo, ¿ésta no debe ser otorgada por "la gracia de dios" no? Porque cuando se encuentran con alguien homosexual rápidamente acuden en su “ayuda”, intentando "curarlo" o "salvarlo" de la perdición y se olvidan de que esa característica de la persona también la debe de haber otorgado su dios y por lo tanto, al actuar contra ella estarían yendo contranatura, contra lo dispuesto por su dios. Aquí tenemos otra de las contradicciones de la iglesia, ellos pueden luchar contra lo que ellos consideran una enfermedad pero la ciencia no puede liberar a un niño de lo que es una verdadera enfermedad.
Me resulta vomitivo hasta escribirlo, es repugnante la doble moral de la que hace gala la institución que se autoproclama la salvadora de la sociedad, de los pobres ciegos que no vemos la luz de su dios y de los malvados inmorales que no seguimos subyugados a la autoridad eclesiástica que se sigue revolviendo por dentro porque ya hace un tiempo que no siente el poder en sus manos.
¿Por qué no dejan de decir memeces? ¿Por qué no nos dejan en paz? Y me refiero tanto a las altas instancias eclesiásticas como a todo el cortejo de palmeros, beatos e ignorantes que los siguen con los ojos vendados y sin pararse a pensar ni un segundo por sí mismos.
Debe ser porque no les queda otra, o por lo menos eso piensan ellos, que seguir asentados en esos principios arcaicos y pasados de fecha que no deberían tener más sitio que el de importantes errores del pasado de los que únicamente cabe aprender.
Parece que no es la sociedad la que necesita un guía espiritual, un moralizador externo con crucifijo en mano sino que a la Iglesia le hace falta darse un buen baño de moralidad, humildad, autocrítica, renovación y sentido común.
Quizás debería mirarse más a menudo en el espejo del alma que la ciencia nos muestra en estas ocasiones y que va a permitir a Javier curar y ayudar a su hermano para que tenga una vida mejor, ¿a quién no le gustaría poder hacer eso por su propio hermano?
A Javier no le están echando encima ninguna carga de por vida como muchos auguran, le están dando la oportunidad de hacer algo muy hermoso, ayudar al prójimo, regalar vida a otro, algo que muchos de nosotros no podríamos hacer y que él va a tener la suerte de sentir... Dios (el que verdaderamente existe) sonríe hoy...

P.D.:Y no he utilizado ni una sola vez ese horrible término con el que algunos han etiquetado a Javier porque me parece una falta de sensibilidad y una forma de crear prejuicios innecesarios y falsos hacia este acontecimiento, ya sabéis, eso de niño medicamento...Un despreciable intento de ensuciar algo que es simplemente hermoso y muestra de la capacidad de avance del ser humano en la mejor de sus vertientes que es ayudar a los demás.

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