3.29.2009

¿Qué nos ha pasado?


¿Qué nos ha pasado?...Sí, ahora no tenemos un dictador contra el que rebelarnos como hicieron nuestros padres y abuelos, pero...¿Acaso no existen razones hoy en día para rebelarse, para gritar y decir basta, para parar el mundo con nuestras manos?...¿Acaso ya no hay nada por lo que creer en una revolución?
Pues desgraciadamente sí que hay razones para todo esto pero parece que los jóvenes, a los que siempre se nos ha cargado la responsabilidad de ser inconformistas, políticamente incorrectos, revolucionarios, nos hemos quedado sin alma.
Puede que sólo sea un motivo antropológico el que ha llevado a la sociedad a pensar que un joven, por naturaleza, debe ir contra las normas, debe rebelarse ante la injusticia cuando la ve y quizás sea por eso que siempre hemos sido nosotros los que hemos dado los primeros pasos cuando la humanidad ha necesitado un cambio, cuando las sociedades pedíana gritos silenciosos que alguien agitara sus conciencias.
Sea como fuere, hoy día, los jóvenes, o estamos traicionando nuestra naturaleza y nuestra esencia o estamos traicionando aquellos ideales, principios y sentimientos por los que vale la pena luchar...Estamos fallando a mucha gente...Empezando por nosotros mismos.
Últimamente sólo nos concentramos para ir a beber los fines de semana en una especie de actividad que conceptualmente no veo mal, incluso he de decir que muchas veces he sido partícipe de ella: sales, compras unas botellas de alcohol y de refresco, unos hielos, unos vasos y te reunes con unos cuantos amigos a pasartelo bien. Pero tristemente, hoy veo como esto, que no debería ser más que una de tantas cosas que nuestra vitalidad nos debería permitir hacer, se ha convertido en el principio y el fin de la semana de muchísimos compañeros míos. Pero no quiero entrar en la crítica fácil a los ya conocidos botellones que con tanta ligereza e irresponsabilidad se hace por parte de los medios de comunicación y de muchos "adultos" que igualan a todos los que acuden a este tipo de congregaciones con yonquis que acuden a un mercado de droga. Ese no es el motivo de este artículo aunque no he podido no hacer referencia a esta realidad social porque me es inevitable pensar qué conseguiríamos sin nos dedicásemos a defender determinadas causas con la voluntad, el tesón y las ganas que demostramos o que demuestran muchos jóvenes para ir viernes tras viernes o sábado tras sábado a beber hasta, en demasiados casos desgraciadamente, no poder recordar al día siguiente qué fue de nuestra noche de juventud.
Todo esto viene porque un día, hará hace como 3 o 4 semanas vi, al salir de la Facultad de Derecho, a un hombre mayor, de aspecto y vestimenta un tanto descuidada, con una bicicleta y un megáfono, parado en una esquina de la calle y gritando a los cuatro vientos lo que pensaba - y lo que pensamos muchos - de la situación política actual. Nos advertía a todos los viandantes que pasábamos cerca de él de la gran mentira que es nuestra política, de la grandísima hipocresía en la que vivimos e intentaba despertar nuestras conciencias para que viéramos las cosas con la claridad con la que él se expresaba. No sé, ciertamente, a quién - a parte de a mí - le caló su mensaje porque al mismo tiempo que lo observaba a él y escuchaba lo que decía veía como decenas de personas pasaban por su lado sin inmutarse, como si le hubieran bajado el volumen en su cabeza con un mando a distancia imaginario, cómo si todos estuvieran sordos o él mudo...Pero es que ni siquiera lo veían, pasaban por su lado, lo esquivaban y seguían su camino sin darse cuenta que el "loco" que dejaban a un lado, sí, ese de los calcetines roídos, la ropa sucia, el de la barba y pelo blanco que junto con la gorra que llevaba y su chaqueta de botonadura tenía cierto aire de lobo de mar, ese que gritaba que da igual izquierda que derecha, PP que PSOE, que gritaba "¡TODOS MIENTEN!", "¡A LO ÚNICO QUE VAN ES A POR EL DINERO!", ése merecía más atención, merecía ser escuchado mucho más que los, eso sí, "estéticamentebiencuidadoshastaelúltimodetalle" líderes políticos que poco después iban a ver en los telediarios de las 3 de la tarde.
Esa es nuestra realidad...Ahora sólo son capaces de rebelarse, de tener ideales, principios, los únicos que no son capaces de doblegarse ante nada, son los locos a lo que nadie presta atención...
Escribo este artículo en una semana en la que nos hemos hecho eco de todas las protestas estudiantiles sucedidas en Barcelona en contra del Plan Bolonia (nuevo plan de estudios que viene a reformar el sistema de estudios universitarios que tenemos ahora mismo en España) con lo que muchos me podrían decir: mira la juventud como sí que se manifiesta. Pero a eso yo contestaría, tristemente las manifestaciones de nuestros compañeros en Barcelona, quedarán en una anécdota que un día fue noticia y la vimos por la televisión o la escuchamos por la radio...Pero...¿Qué pasaría con el Plan Bolonia, por ejemplo, si a nivel nacional, los universitarios nos pusiéramos en huelga y paralizáramos todas las universidades de este país? Desgraciadamente, nunca lo sabremos.
No sé si esto seguirá así pero desde luego no podemos excusarnos diciendo que ya no hay cosas por las que luchar, porque las hay, las hay dentro de nuestras fronteras y fuera, las hay en nuestros corazones, en los de nuestros seres queridos y en los de aquellas personas que ni siquiera conocemos pero que luchan por sobrevivir cada día y que ven casi como un milagro ver un nuevo amanecer si ni siquiera pensar dónde estarán al atardecer.
Tenemos que cambiar algo...Y sólo lo podemos hacer nosotros...
¡¡¡REVOLUCIÓN!!!

P.D.:No pude echarle una foto al hombre al que me inspiró este artículo pero sí que guardé en mi retina su imagen para poder ilustrar con este humilde dibujo este humilde artículo.
Gracias "Don Nadie" por agitar y despertar mi conciencia.

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